Por eso, los que no creen en la sostenibilidad de los coches a batería apuntan a las fuentes de energía, considerándolas poco limpias y tomando, quizás, como referencia, la electricidad generada por el carbón. En realidad, los hechos desmienten este prejuicio. Por ejemplo, quienes conectan sus coches a la infraestructura pública de recarga de Enel X Way en Italia utilizan
electricidad procedente 100% de fuentes de energía renovables certificadas. En cualquier caso, la participación de las FER en el mix energético nacional está destinada a crecer, tanto que ya ha registrado un buen 42,32 % en 2021, frente al 5,07 % de la energía procedente del carbón y el 0,88 % de la energía procedente de los productos petrolíferos (
datos GSE). Además, los plazos impuestos por los estrictos objetivos europeos están cada vez más cerca: entre ellos, el «Fit for 55» exige, para 2030, una reducción del 55 % de las emisiones de CO2 producidas en Europa con respecto a 1990. Estamos hablando de un paso trascendental y necesario hacia el ambicioso objetivo Net Zero, es decir, cero emisiones de dióxido de carbono entre medidas de reducción y compensación para 2050. Por su parte, el grupo Enel se ha fijado como objetivo alcanzar la neutralidad del carbono ya en 2040, mientras que en 2027 abandonará por completo el carbón como fuente de energía. Por ello, la electricidad, que ya es en gran medida «limpia» hoy en día, está llamada a ser cada vez más «verde». Así lo confirma también un estudio del
Consejo Internacional de Transporte Limpio (ICCT, por sus siglas en inglés), según el cual las emisiones del ciclo de vida del vehículo eléctrico de gama media son, incluso, entre un 66 y un 69% inferiores a las de los coches de gasolina actuales del mismo segmento. Una diferencia que, según el propio ICCT, llegará al 74/77 % en 2030.