Buenas noticias: no hace falta un título de ingeniería para entender cómo es el motor de un coche eléctrico. De hecho, su composición es muy simple, ya que solo consta de:

• un componente fijo, el estator, que es un elemento ferromagnético enrollado por conductores de cobre aislados;
• un componente móvil, el rotor, es la parte que gira;
• el revestimiento externo.

Es, precisamente, el movimiento del rotor lo que determina los dos tipos principales de motor eléctrico:

• el motor síncrono, es decir, el más común, en el que la velocidad de rotación del eje está estrechamente ligada a la frecuencia de la corriente que lo alimenta;
• el motor asíncrono, en el que la velocidad de rotación del eje es –ligeramente– inferior a la del campo giratorio que, a su vez está, vinculada a la frecuencia de la corriente de alimentación.

Luego de esta visión general del motor eléctrico y de su fabricación, hay que entender su funcionamiento. 

Una vez explicado cuáles son los elementos del motor del coche eléctrico, es necesario aclarar cómo funciona el motor eléctrico del coche. Básicamente, de la misma manera que propio coche eléctrico. De hecho, la cadena cinemática de un BEV transforma la energía contenida en las baterías en fuerza mecánica. El estator, es decir, el elemento fijo del motor eléctrico, genera un campo magnético giratorio, cuyo movimiento es recogido por el rotor. Este componente móvil, que utiliza cajas de cambio, diferenciales y semiejes, crea así energía mecánica que se transfiere a las ruedas. 

Lo que acabamos de decir no explica del todo el funcionamiento de un motor eléctrico en un vehículo, ya que el corazón del coche también es capaz de recuperar energía con un funcionamiento inverso, que se hace posible al soltar el acelerador: al aplicar fuerzas que ponen en movimiento el rotor, se genera corriente eléctrica, gracias a la cual la batería se recarga parcialmente durante la marcha, aumentando la autonomía del vehículo. 

Quienes se plantean la compra de un coche a batería, probablemente se sientan atraídos por las ventajas del motor eléctrico. Nos referimos, en primer lugar, a la eficiencia del motor, superior en un 80 % –si no el 90 %– al motor de combustión interna más eficiente, es decir, más del doble. Traducido: la dispersión de energía es significativamente menor que en los coches convencionales, lo que beneficia la eficiencia. Al fin y al cabo, solo una parte del combustible quemado por los motores térmicos se transforma en energía cinética, mientras que la mayor parte se convierte en calor.

En cuanto a las prestaciones, los motores eléctricos tienen todo el par disponible de forma casi instantánea. Por eso, a igualdad de potencia y segmento, y a pesar del mayor peso debido a las baterías, los coches eléctricos son más ágiles. No es de extrañar que algunos conocidos modelos orientados a la familia puedan incluso competir en prestaciones con varios supercoches convencionales.

Pero si hablamos de los coches eléctricos y sus ventajas, tampoco podemos olvidar la mayor confiabilidad de los motores: las averías son más raras que en los vehículos convencionales. Al fin y al cabo, su cadena cinemática tiene una estructura más sencilla, no tiene piezas de desgaste y no requiere la sustitución de filtros y fluidos, por lo que los costes de mantenimiento se reducen considerablemente.